Propiocepción en niños
Jorge Hortelano - Graduado en Ciencias de las Actividades Físicas y Deportivas
La Propiocepción en niños
Como pionero en el tema de la propiocepción, Sherrington (1906) la definió como la información sensorial que contribuye al sentido de la posición propia y del movimiento.
El papel de la propiocepción en nuestro día a día es de notable importancia, por ello, necesita la contribución de un gran número de receptores situados en los músculos, las articulaciones, los tendones y en la piel, para que recopilen toda la información necesaria para mantener el equilibrio y la coordinación de nuestro cuerpo.
Nuestra marcha erguida es posible gracias a la interacción de los sentidos cinestésico y postural. Estas informaciones provienen esencialmente del órgano vestibular (órgano del equilibrio) situado en el oído interno, cuyas informaciones son completadas con el sistema visual y el sistema propioceptivo. Por tanto podemos decir que la propiocepción forma la base del control motor de forma general y de la capacidad de estabilización reactiva de forma particular (Häfelinger y Schuba, 2010).
Por todo esto, los beneficios de un trabajo con ejercicios físicos propioceptivos son notables en las capacidades de coordinación y equilibrio. Como incide el currículum de nuestra materia tanto en la etapa primaria como secundaria, resulta incuestionable la propuesta de unos contenidos relacionados con el desarrollo de las cualidades motrices básicas, siendo las más relevantes la coordinación y el equilibrio. La propiocepción está muy relacionada con estos dos conceptos (Benítez y Poveda, 2010).
Propuesta propioceptiva
Saavedra (2003) afirmó que la propiocepción depende de estímulos sensoriales que provienen de los sistemas visual, vestibular y auditivo, además de los receptores cutáneos, articulares y musculares, responsables de traducir los eventos mecánicos, que tienen lugar en los tejidos, en señales neurológicas.
La propiocepción, es entonces, la mejor fuente sensorial para proveer la información necesaria para mediar el control neuromuscular y así mejorar la estabilidad articular funcional (Lephart, Myers y Riemann, 2003).
Por todo ello, a través del entrenamiento propioceptivo el sujeto aprende a sacar ventaja de los mecanismos reflejos, que son aquellos que facilitan el aumento del rendimiento y disminuyen las inhibiciones que lo reducen. Además elementos como la fuerza, la flexibilidad, los hábitos saludables como una buena alimentación e hidratación y una buena higiene, son considerados esenciales y complementarios a los ejercicios propioceptivos, para obtener unos datos esperanzadores en la mejora del equilibrio y la coordinación en adolescentes.
Por todo ello, nos vamos a centrar a continuación en cómo trabajar los ejercicios propioceptivos y en las variables que son beneficiosas para su correcta realización.
Con esta tabla, se pretende realizar un resumen de los diferentes ejercicios propuestos para mejorar el equilibrio y la coordinación. En cuanto a las variantes que se mencionan final de la tabla, son variaciones (incrementando en dificultad) los ejercicios propuestos con anterioridad, y para ello se utiliza el peso extra, la oclusión de sentidos como la vista, o el empleo de materiales inestables de mayor dificultad.
Bibliografía
- Benítez, J. D. y Poveda, J. (2010). La propiocepción como contenido educativo en primaria y secundaria en educación física. Revista Pedagógica Adal , 24-28.
- Häfelinger, U. y Schuba, V. (2010). La coordinación y el entrenamiento propioceptivo. Badalona: Paidotribo.
- Lephart, S. M., Myers, J. B. y Riemann, B. L. (2003). Role of proprioception in functional joint stability. Orthopaedic Sports Medicine: Principles and Practice.
- Saavedra, M. P. (2003). Relación entre fuerza murcular y propiocepción de asintomáticos. Rev Mex Med Fis Rehab , 15 (1), 17-23.
- Sherrington, C. (1906). On the proprioceptive system, especially in its reflex aspects. Brains , 29 (4), 467-482.
Linkedin: Jorge Hortelano