José Miguel Castaño - Máster en Psicomotricidad Internacional
¿Como trabajar la Psicomotricidad en casa?
La disposición del espacio de Psicomotricidad que creamos en casa debe ser creativa para los niños, de forma que suponga un descubrimiento para ellos.
El deseo de jugar se despierta a través de la presentación que el adulto hace de los espacios y materiales.
Podemos disfrutar de todo tipo de material, llamativo y seguro disponible para la sala. Este tipo de material crea un espacio lúdico, confortable que hace que sea un deseo para los más pequeños.
Hemos de adaptar la metodología en el espacio creado siguiendo un proceso madurativo y unas normas para que el juego garantice un desarrollo óptimo y un lugar para divertirse.
En la sala, podemos crear un espacio de ritual de entrada (1) y salida (5), espacio donde los niños se descalcen, se pongan cómodos y sigan las instrucciones del adulto. Es recomendable que siempre sea el mismo lugar. Una vez preparados nos dispondremos a jugar con los materiales de la sala.
Si tomamos ese momento de juego con los niños para disfrutar del placer sensoriomotor y la descarga de tensiones, puede ser muy conveniente la organización del espacio y los materiales para propiciar sensaciones de balanceo, equilibrio y desequilibrio, saltos, caídas, suspensiones, espacios para trepar, andar, subir, correr, tirar, etc. Este tipo de sensaciones se basan en el juego sensoriomotor (2).
Después de pasar un tiempo disfrutando esas sensaciones, le podemos añadir cojines de colores, cuerdas, aros, juguetes, telas, ropa, disfraces y todo ese tipo de material para entrar en el juego simbólico (3) donde aparece el lenguaje, mientras el niño se disfraza y transforma, empieza a desarrollar situaciones cotidianas o de su imaginación a través de esos materiales, de gestos y otros objetos.
Se le da interés a lo que sabe hacer, respetando todos sus aspectos y el ritmo que lleva en cada uno de ellos. Teniendo en cuenta que si el niño va a un ritmo menor, por ejemplo “en el salto”, se le puede organizar los materiales de tal manera que tenga que realizar más saltos durante el circuito, alcanzando así situaciones progresivas, de adaptación y evolucionando de manera espontánea hasta poder conseguir el objetivo propuesto.
Podemos motivar a los niños para jugar a través de una historia, de un cuento, de una canción, vídeo, etc., con esto pretendemos generar ideas y tenemos la opción de poder introducirlos en alguna temática que estén trabajando en clase o de la época del año.
La novedad y el colorido de materiales y espacios desencadena nuevas emociones y vivencias en el niño, haciendo más rico y variado su juego sensoriomotriz y simbólico.
En la sala, habitación o espacio creado, debemos tener un último rincón para el juego cognitivo o de construcción (4). Aquí es donde el niño comenzará a construir, pintar, manipular, jugar con plastilina, experimentar y todo lo que se relacione con pasar de la vivencia emocional de los espacios anteriores a la representación cognitiva, para favorecer el acceso al pensamiento operatorio. Es adecuado poder poner una pizarra o mural para poder pintar y representar los juegos que ha estado realizando.
Aunque existan diversas maneras de trabajar en la sala, la mejor siempre va a ser la que se base en las motivaciones del niño. Por lo que partiendo de teorías ya creadas, podemos divertirnos a través del juego, cumplir una serie de objetivos a trabajar para cubrir las necesidades y dificultades que existan y en el caso de que todo esté normalizado, conseguir potenciar todas sus habilidades que le permitirá tener un desarrollo óptimo y una base preparada para nuevos aprendizajes escolares.
Después de la señal para terminar de jugar, el niño acude al rincón de salida (5, la misma zona donde se realiza el ritual de entrada), cuenta al adulto todo lo que ha realizado jugando y se prepara para salir de la sala.
(1) Entrada –> (2) –> Juego sensoriomotor –> (3) Juego simbólico –> (4) Juego cognitivo –> (5) Salida
Linkedin: José Miguel Castaño